De alguna manera tienen algo de los azaradores. No les digo sádicos porque aunque tienen todos sus atributos lo son de una manera completamente consciente. Utilizan el sadismo para tratar de obtener sus fines y los consiguen, siempre de manera temporal, con algunas personas. La verdad es que a mediano y largo plazo obtienen exactamente lo contrario de lo que estaban buscando. Casi siempre se creen muy inteligentes y no son ni siquiera astutos.
Yo, tengo que confesarlo, fui una de esas personas. Gozaba molestando a las pocas personas que alguna vez estuvieron bajo mis órdenes. ¡Que mamera! El único que siempre salió perdiendo fui yo. Quería que hicieran lo que tenían que hacer y eso está bien; lo malo es que lo tenían que hacer de la manera que a mi me gustaba. Me creía el poseedor de la verdad en todo lo relacionado con lo que estábamos haciendo. Yo y sólo yo sabía el cómo. Nunca los deje aportar absolutamente nada porque creía sabérmelas todas. ¡Cómo se burlarían de mí! Pero ese es el mundo de los idiotas torturadores.
Nunca me preocupó mi forma de actuar, estaba convencido de la razón de mi sinrazón. Con esa convicción, no me explicó como salí de ahí. Me siento muy afortunado con ello y cuando hoy en día alguien, cualquiera que sea, adopta ese tipo de comportamientos lo único que me produce es risa.
Algunas otras características del torturador están reflejadas en las siguientes frases:
Por que no has vuelto a llamar.
Desagradecido.
Venga: ¿Qué le había dicho?
¿Por qué no llamó?
Se consiguen a alguien excelente para determinado trabajo y saben que es un poco o muy incumplido y lo reciben siempre con la pregunta: ¿Por qué vino a esta hora? ¿No pudo venir más temprano?
Se lo dije.
Todo lo hace mal. (¿Por qué no lo echa?)
A usted cuantas veces hay que decirle las cosas.
Es típico de estas personas acosar a lo demás por cosas que no necesitan, los hacen sentir mal por algo que hicieron o dejaron de hacer, no importa que ese algo no lo necesiten, nunca suponen que las personas tienen motivos para hacer lo que hacen sino que se erigen en árbitros y jueces de los comportamientos ajenos.
Nada hay más importante para un torturador que hacer sentir mal a alguien, cualquiera que sea, con ello ya salvó el día.
jueves, 22 de enero de 2009
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1 comentario:
Pues yo fui una de esas pocas personas bajo tus ordenes, y si, la verdad es que vos eras cosa seria y un problema. Pero bueno, lo interesante es saber como defenderse del torturador, ¿insultandolo acaso?, a mi me gusta el mecanismo del insulto, algo asi como "que va hijueputa, vos que me vas a decir a mi", o "coma mierda malparido vaya busquese uno mas guevon que yo", pero realmente el insulto aunque produce cierto placer no es muy productivo. Lo que hago ahora es tratar de comprender al man, pensar interiormente que es un pobre guevon y listo, asi uno esta tranquilo y se lo aguanta mientras el otro hace sus shows de histeria o pedanteria.
Segun mis estudios la malparides es hereditaria, tengo datos que lo llevan a uno a esa conclusion. Yo por ejemplo, a ratos soy tremendo malparido (que ese es el nombre que se le da coloquialmente a tu definicion de torturador).
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