viernes, 30 de enero de 2009

Variaciones alrededor de nada

Mis primeros recuerdos se remontan a los cuatro años, concretamente al día en que nació la penúltima de mis hermanas y de aquéllos dos primeros años no tengo ningún lazo emocional que sea consciente en mi.

A los seis años tuve mi primer romance y aun no olvido el nombre de Marleny. Es lo único que recuerdo y creo que me prohibían comunicarme con ella y tuve que hacerlo por un huequito que había en el solar de nuestras casas.

Dejaron de interesarme las mujeres durante muchos años y vuelven a aparecer en mi adolescencia. Fue una época muy dura para mi, muerto de ganas de un romance e incapaz de conseguirme una mujer por mi extremada timidez y mis grandes complejos.

Hoy veo que la única importancia que tenía una mujer en esa época era la capacidad de establecer relaciones de compañía sin reparar en el sexo tal y como lo hizo posible posteriormente el establecimiento de instituciones educativas mixtas.

A los 19 años murió mi padre, a los veinte comencé a trabajar y con este dinero a mi disposición descubrí el trago y las putas. Aun en un medio como el de la prostitución, descubrí la enorme capacidad física que tiene un ser humano a los veinte años. Es la vida en todo su esplendor.

Hoy en día me parece criminal impedir que este esplendor se manifieste. No conozco una época de la vida más apropiada para descubrir el cuerpo ajeno y el propio y gozarnos de un tesoro tan grande como el que nos fue entregado. Escuche en estos días un video donde alaban los veinte años y estoy completamente de acuerdo con ello.

En estas duré hasta que me casé a los veintisiete y el matrimonio no lo interrumpió. Soy un convencido de que los seres humanos no somos monógamos, por lo menos hasta los sesenta años cuando ya necesitamos ayuda para estar con una sola.

A los treinta y tres años me sentía viejo y es la única edad a la que lo he sentido.

Cuando digo veinte años, digo lo más preciado que tiene un ser humano como ser biológico. A los 25 comienza a disminuir de una manera muy leve.
La vitalidad, intensa por cierto, me acompaño hasta los sesenta. Aun la conservo aunque no soy capaz de determinar en que grado. Lo que pasa es que perdí el interés en revolcarme con una mujer. Me interesa pocón, pocón. Me gusta mucho más la simple compañía femenina. No cambio un abrazo con mi compañera durante el tiempo que me demoró en dormirme, o cuando me despierto, por casi todas las relaciones íntimas (¿) que tuve en mis años anteriores.

Siempre, con dos o tres excepciones vivi el aserto: "El cohito es triste". Hoy en día es plenitud y cuando lo hago siento un profundo agradecimiento con la vida.

¿Cuál es la mejor época del hombre? La que tenga, cualquiera que esta sea. Todas tienen un intenso atractivo. ¿Qué tal un hombre de 20 con los conocimientos de los sesenta? No me convence, le faltaría la espontaneidad que es uno de los grandes tesoros que se van perdiendo para encontrar otros.

sábado, 24 de enero de 2009

El fin justifica los medios.

Cuando la mafia comenzó a apoderarse de Colombia, el único político que se dio cuenta de lo que nos esperaba fue Luis Carlos Galán. Fue un visionario que supo como por medio de la corrupción y el plomo los narcos lograrían, rápidamente, acabar con la independencia de las llamadas Instituciones. Si algún día supiéramos realmente los políticos que recibieron y negociaron su apoyo nos quedaríamos asombrados. Para lograr acabar con Pablo Escobar hubo toda clase de alianzas que lograron alcanzar tan anhelado objetivo. Con ello, por supuesto, no se acabo con el narcotráfico, pero si se destruyó el símbolo de su violencia. Hicieron lo que se ha hecho siempre en este país: que cambie todo para que todo siga igual.

Fue tanto el daño que las FARC, con su soberbia y prepotencia, le hicieron a la sociedad colombiana, llegó a tanto su descaro y humillación al pueblo colombiano que este permitió todo tipo de métodos para alcanzar el objetivo de acabarlos a como diera lugar; nacieron los paramilitares y sus alianzas con el activo o solapado apoyo de la mayoría de los colombianos. Resultó peor el remedio que la enfermedad. Sin embargo quienes estuvieron al frente de tan despreciable metodología jamás reconocerán que se equivocaron.

En sus primeras declaraciones los líderes del paramilitarismo “desmovilizados” hablaron de un grupo formado por ocho personas muy importantes que prácticamente se encargaban de las decisiones de alto calado en esta criminal empresa. No deja de llamar la atención que ninguno de los medios de comunicación que nos manipulan haya destacado este grupo. ¿Cómo podrían hacerlo?

El último error cometido por los colombianos, en su afán por destruir la guerrilla, fue elegir al señor Álvaro Uribe Vélez para que lo hiciera. Este público vengador se dedicó con toda su energía a lograrlo y es claro que no lo ha conseguido aunque toda su propaganda esté enderezada a hacernos creer que ya lo logró.

La verdad es que los métodos utilizados para lograrlo no acabaran con las FARC, pero si lo harán con la mayoría de las cosas que valorábamos anteriormente. A pocos les importa que un señor rodeado de criminales haga lo que le de la gana para seguir avanzando en su lucha. Han llegado al colmo de pagarle a un asesino que mata a un hombre dormido y le cercena su mano para probarle a las “autoridades”, establecidas para protegernos a todos, que si cometió su proeza. Es recibido como un héroe y premiado económicamente. Despúes el famoso Isaza y siguieron otros secuestradores. Está llenandose de héroes. ¡Que vergüenza! ¿Es eso aceptable?

Y si eso es lo que hacen públicamente, se imaginan lo que hacen a nuestras espaldas y cuando se descubra algo, como ya se ha descubierto, siempre será a sus espaldas. Y este pueblo enjalmado se lo sigue creyendo. !Por Dios!

Cuando nos demos cuenta de la forma como este señor esta terminando de cambiar la mentalidad de un pueblo, para que se autodestruya, posiblemente no habrá tiempo de dar marcha atrás.

Cuando algunos se dieron cuenta de que Pablo Escobar y sus seguidores habían convertido en sicarios a muchos jóvenes de nuestras comunas, comenzó una campaña, utilizando vallas con mensajes bíblicos para reconvertirlos y eso fue imposible. Hoy, están apelando al mismo método dizque para que la violencia no vuelva a Medellín y ha difícil que será deshacer lo hecho.

Lo mismo pasará cuando se den cuenta de que a nadie le importa nada lo que tenga que hacer para lograr los objetivos que se proponga. En ese momento harán campañas recordándonos que el fin no justifica los medios, pero también será tarde.

¿Qué hay de nuevo en lo que estoy escribiendo? Nada... Lo triste es que a pesar de todas las evidencias, de todo lo que pasa aqui, una marcada mayoría sigue creyendo que con el señor del Uberrimo nos cayó el maná del cielo. No hay peor ciego que el que no quiere ver y si, al parecer esto es lo que nos merecemos. !Que desgracia!

Pueda ser que lo que probablemente haga el nuevo presidente americano, tenga consecuencias positivas en nuestro desgraciado país.

Enero 24 de 2009

jueves, 22 de enero de 2009

Torturadores

De alguna manera tienen algo de los azaradores. No les digo sádicos porque aunque tienen todos sus atributos lo son de una manera completamente consciente. Utilizan el sadismo para tratar de obtener sus fines y los consiguen, siempre de manera temporal, con algunas personas. La verdad es que a mediano y largo plazo obtienen exactamente lo contrario de lo que estaban buscando. Casi siempre se creen muy inteligentes y no son ni siquiera astutos.

Yo, tengo que confesarlo, fui una de esas personas. Gozaba molestando a las pocas personas que alguna vez estuvieron bajo mis órdenes. ¡Que mamera! El único que siempre salió perdiendo fui yo. Quería que hicieran lo que tenían que hacer y eso está bien; lo malo es que lo tenían que hacer de la manera que a mi me gustaba. Me creía el poseedor de la verdad en todo lo relacionado con lo que estábamos haciendo. Yo y sólo yo sabía el cómo. Nunca los deje aportar absolutamente nada porque creía sabérmelas todas. ¡Cómo se burlarían de mí! Pero ese es el mundo de los idiotas torturadores.

Nunca me preocupó mi forma de actuar, estaba convencido de la razón de mi sinrazón. Con esa convicción, no me explicó como salí de ahí. Me siento muy afortunado con ello y cuando hoy en día alguien, cualquiera que sea, adopta ese tipo de comportamientos lo único que me produce es risa.

Algunas otras características del torturador están reflejadas en las siguientes frases:

Por que no has vuelto a llamar.
Desagradecido.
Venga: ¿Qué le había dicho?
¿Por qué no llamó?
Se consiguen a alguien excelente para determinado trabajo y saben que es un poco o muy incumplido y lo reciben siempre con la pregunta: ¿Por qué vino a esta hora? ¿No pudo venir más temprano?
Se lo dije.
Todo lo hace mal. (¿Por qué no lo echa?)
A usted cuantas veces hay que decirle las cosas.

Es típico de estas personas acosar a lo demás por cosas que no necesitan, los hacen sentir mal por algo que hicieron o dejaron de hacer, no importa que ese algo no lo necesiten, nunca suponen que las personas tienen motivos para hacer lo que hacen sino que se erigen en árbitros y jueces de los comportamientos ajenos.
Nada hay más importante para un torturador que hacer sentir mal a alguien, cualquiera que sea, con ello ya salvó el día.

miércoles, 21 de enero de 2009

Azaradores

Es un tema para especialistas, un término poco conocido con el significado que le doy. Son los extorsionistas de uno de tantos sub mundos como hay. Me refiero con él a esas personas que quieren disfrutar de lo que tienen los demás asustándolos con ademanes y palabras. Tienen el don de adivinar quien es el preciso para hacerlo objeto de todo su esfuerzo. Fui su víctima en numerosos y variados escenarios. Es increíble el modo en que uno se deja utilizar aun sabiendo que todo se reduce a una parafernalia impresionante: se limpian las uñas con un cuchillo de buen tamaño y muchas miradas muy asustadoras, un bla, bla, bla con todas las historias que rodearon los últimos minutos de quienes se atrevieron a no complacerlos, una amague permanente de que ya y otros cosas por el estilo. Seguramente se encuentran en muy diversos ambientes, pero todos los que conocí eran habitantes de los más sórdidos que cualquiera pueda imaginar.

viernes, 16 de enero de 2009

Religiones

Por supuesto que no hablaré de las religiones que los demás practiquen. Me limitaré a decir lo poco que conocí de aquellas en las que alguna vez estuve.

Me eduque, si así se puede llamar, con los hermanos de las escuelas cristianas. Todos los días había misa a las siete de la mañana, hacíamos los primeros viernes y la vida tenía un alto componente de la religión católica. ¡Qué pereza misa diaria! Para ajustar la cuota, mi papá nos llevaba todos los domingos y fiestas de guardar a la misa de precepto. Eran siete misas a la semana. ¡Qué jartera! Sin embargo, de esa educación surgió un joven, modelo de modelos. De allí surgió un modelo, no por convicción sino por temor. ¿Infierno? Que miedo, por Dios. Temeroso hasta el extremo y por eso mismo inclinado a hacer todo lo que me dijera cualquiera y mucho más si estaba revestido con algún rol que representará la autoridad. Mi miedo, porque era mucho más que temor, me impedía confrontar cualquier cosa que me dijeran por muy dolido que me sintiera con lo que me decían y hacían. Jamás supe cuestionar ninguna de esas enseñanzas por muy absurdas que fueran. El primer atisbo de que uno podía rebelarse fue cuando leí la manera con que ilustraba Demian a Emilio Sinclair, el protagonista de Demian, sobre Caín y Abel. ¡Caín era el bueno! No quedé muy convencido, pero allí se sembró mi primera semilla de incredulidad. Aun recuerdo el susto que sentí cuando conscientemente pasé por una iglesia y no me eche la bendición. Fue muy difícil salir de ese condicionamiento Dios-religión-miedo.

Cuando terminé mi bachillerato, me tocó censar en una parte del barrio La Milagrosa de Medellín. Todas las parejas eran casadas pero al finalizar me encontré con una que dijo vivir en unión libre, me asusté tremendamente, pensé estar viéndomelas con el diablo y observaba y observaba al señor a ver como eran los pecadores extremos, finalmente no pude observar nada que me llamará la atención, sin embargo fue para mi una experiencia inolvidable.

No fue definitivamente muy productivo para mí el contacto que por más de 12 años tuve con la religión católica. Desde hace muchos años no creo en esta religión ni en sus enseñanzas, ni en su autoridad para orientar a nadie por ignorante que sea. Conservo si, un gran aprecio por dos sacerdotes que conocí, los respeto y veo que hacen lo mejor que pueden por ayudar a su comunidad, conservando su independencia sin cambiar por poder político el aprecio que les tienen.

Cuando era niño, había en mi barrio una capilla de la iglesia evangélica. Nos causaba mucho placer burlarnos de sus permanentes cánticos que no entendíamos ni eran acostumbrados en las ceremonias religiosas a las que asistíamos. Las iglesias de esta clase eran muy escasas en nuestra ciudad.

Años después, a raíz del crecimiento del movimiento de Golconda, los EE.UU. diseñaron una estrategia orientada a minimizar la influencia de este movimiento entre los pobres. La mejor manera que encontraron fue crearles la competencia y por ello invirtieron, con muy buenos resultados, en multiplicar las comunidades religiosas no católicas en Latino América. Nunca creí que me fuera a involucrar con ellas, pero una cosa piensa el burro y otra el que lo está enjalmando.

En una de las numerosas ocasiones en que me vi sin para donde coger, resulté internado en un centro dirigido por pastores de una iglesia evangélica de Bello. A los ocho días era yo el más ferviente seguidor de la palabra. Ya hablaba con mucha propiedad de libros y versículos. Estuve con ellos unos dos meses, al final, comencé a trabajar durante el día y dormía allá en la noche. El pastor, no faltaba más, comenzó a reclamar en sus predicaciones la parte de lo que me daban que le correspondía a la iglesia como diezmo a que la iglesia tiene derecho de acuerdo a la palabra. A pesar de toda mi credulidad, el cuento no me entró y continué sin darle a la iglesia ni un centavo. Realmente no me alcanzaba. Poco después comencé a trabajar y ahí si cumplí con los diezmos en una ocasión. También, que descaro, obligué a mi hijo que me había ayudado en un trabajo a que pagará diezmos por su salario, se los saqué por derecha. Tenía quince años y yo 45:


- Vos sos bobo, dales tu plata si querés, pero porque la mía.
- Juan, ahí está la felicidad. ¿No ves como me mantengo de contento?
- ¿La felicidad? ¿Cuál felicidad? Estás alienado.

A pesar de sus argumentos, le impuse mi punto de vista. El, claro está que se enojo bastante y siempre consideró que yo le había robado esa plata. Así somos los fundamentalistas, estamos convencidos de tener la razón y hay de quien caiga en nuestras manos. Fue tanto el descaro de este pastor que me ayudó a que recuperará por fin el juicio y nunca volví a dejarme manipular con argumentos bíblicos.

Hoy en día digo como Serpa “Ni chicha ni limoná”, pero entre los dos definitivamente me quedó con las sacerdotes, por lo menos tienen más cultura y ni de fundas se les ocurren las cosas que se les ocurrían a los pastores que conocí, Francamente que habilidad para abusar de la ignorancia y credulidad de sus discípulos.

Enero 16 de 2007

jueves, 15 de enero de 2009

Política.

Este país es sorprendente. Hay un proceso que es conocido como La Yidispolítica. ¿Hay alguien que ignora como funciona la política del mesías? Si ese alguien existe no es sino que vea el espectáculo que nos proporcionaron: El mesías, su ministro de desprotección social, su ministro del interior y de justicia (¿), uribito, la asistente de no se quien que con computador en mano iba anotando adhesiones y rechazos a la nueva reelección. Ya perdieron la vergüenza, quien dijo miedo. Si la primera la lograron con ofertas en oficinas y ministerios, para esta segunda no se pararon en pelos. Hicieron todo lo que tenían que hacer para lograr su objetivo. Clavarnos a Chávez, perdón, al señor del Ubérrimo otros cuatro años. Espero que eso no ocurra. ¿Otros 4 años de locura colectiva? ¿No han tenido con estos últimos dos?

Con respecto a la oferta de puestos y prebendas a quienes los apoyen no es sino observar con lo que está ocurriendo públicamente con Cambio Radical para que tengamos una idea de lo que hacen con los que los apoyan y como no, lo que hacen también con los que no lo hacen.

¿Será que este espectáculo sirve como prueba de lo que fue la Yidispolítica?
¿Será que necesitamos más para saber como funciona esta publicitada democracia.?
¿Es este país el que quieren los tales demócratas que nos desgobiernan?
¿Es esta la maravilla que Bush esta premiando como el libertador del los colombianos?

Estén conmigo y bueno, pero si no lo están: aténganse a las consecuencias.

¡Qué viva la seguridad democrática, carajo!

Libros

Comencé a leer cuando era niño, colecciones completas de unos cuentos pequeñitos que venían en paquetes de 10. No recuerdo el nombre de la colección, pero me los leí todos. Por supuesto los clásicos de la literatura infantil: La cenicienta, Simbad el Marino, El gato con botas, Ali Babá y los cuarenta ladrones etc. Nada más emocionante para mí que comenzar con Las Mil y Una Noches, para mi tristeza, no pude terminar todas las historias de Sherezada, me lo quitaron por ser un libro prohibido, claro está que yo no conocía esa palabra en las lecturas. Me juré leerlo completo cuando fuera grande y nunca cumplí mi juramento. El primer libro que leí se llamaba Mujercitas de Louise M. Alcote. Ese libro me enamoró de la literatura. Leí también Hombrecitos de la misma autora. Como quise a la líder de las mujeres del primer libro. !Mi primer amor! Creo que ese fue el origen de mi trasnochado romanticismo. La verdad es que fui muy juicioso y nunca leí nada prohibido, era muy obediente. También me marcaron los libros del tesoro de la Juventud. Como me llamaba la atención ese Libro de los porque. Nada más maravilloso que saber que existían bibliotecas. Cuando descubrí la Piloto, que en esa época quedaba en La playa me hice asiduo concurrente de la misma. Cuantos libros de aventuras no leí allí: Dick Turpín me fascinaba, Sandokán y otros de la misma clase. Allí, por fin, pude conocer la historia completa de Tarzán de los monos. Apenas pude saque carné y libros, todos ellos eran criticados de manera acerba por mi hermano mayor. Todavía recuerdo el único que fue aprobado por él, se llamaba: Como aguzar el ingenio y me entretuve mucho con él. También leí todas las revistas de muñequitos que llegaban a mis manos: Superman, El Cisco Kid, La pequeña Lulú, Roy Rogers, El Pato Donald. Mi primera incursión en la pornografía fue emocionante, compré Fanny Hill, historia de una cortesana. Fue el primero y único libro que leí de este genero. Ya mayorcito compré revistas pornográficas suizas que en esa época eran carísimas y mi hermana y mi señora me botaron completa mi invaluable colección: quince revistas. La verdad es que no me apasioné por este género. Al pasar el tiempo descubrí el mundo de la Poesía. Me los leía todos: Rubén Darío, Silva, Barba Jacob, Valencia, Julio Flores, Álvarez Henao, Fallan, Acuña, los Machado, Gabriel y Galán, Alberto Ángel Montoya, Alfonsina Storni, José Zorrilla, Andrés Eloy Blanco, Pablo Neruda, Epifanio Mejía y tantos otros. Más tarde me encontré con La Novela. El primer autor que leí fue a Herman Hess, me enamoré de sus libros, los leía todos. Después me llegó la época de León Uris, de León Tolstoi, de Pearl S Buck, Jhon Steinbeck. Quería leer todos los libros que había oído mentar. Libro que empezaba, libro que tenía que terminar. El primero con el que me aparté de esta norma fue un ladrillo que se llama El tambor de hojalata, con él tomé la decisión de no seguir leyendo un libro que no me gustará. Una vez llegó a mis manos un libro llamado José y sus hermanos de Tomas Mann y me fascinó, desde ese momento me propuse leer La Montaña Mágica y con él me aparté de mi nueva norma, logré acabarlo buscando a que se debía su fama y la verdad es que me decepcionó mucho, tal vez era tanta la expectativa que no logré encontrarle el jugo.

Leí a García Márquez hasta sus Doce cuentos peregrinos, no volví a leerlo. Últimamente estoy leyendo mucho cuento y lo hago porque tengo la intención de escribir, el único problema es que me muero de la pereza.

De todas manera me sigue pareciendo que una de las mejores maneras de perder el tiempo es leyendo. Me produjo mucha sorpresa cuando trate de releer Veinte canciones de amor y una canción desesperada: no me dijeron nada. ¿Cómo es posible que cambiemos tanto?


Enero 15 de 2009

miércoles, 14 de enero de 2009

Soledad

Lo conocí hace 35 años y desde entonces, de alguna manera, siempre estuvimos en contacto. De las personas que conocí, él y yo nos destacábamos por un temor desconocido que no nos permitió vivir. ¿A que le temíamos? No lo se. Aun hoy no alcanzó a comprenderlo. Creo que nos tomamos la vida muy en serio. No supimos entonces el esplendido juego en el que nos metieron. Siempre estuvimos solos, como todo el mundo, sin embargo de alguna manera tratamos de rebelarnos contra tan profunda realidad. Tuvimos períodos en los que nos acercábamos y dejábamos de vernos en otros tantos. Nunca tuvimos en enfrentamiento, porque hasta para eso nos atenazaba el miedo. En el año 2000 tuvimos nuestro último distanciamiento y ocasionalmente me preguntaba que sería de él. Lo encontré en un asilo y me sobrecogió el ambiente tan deprimente del sitio donde vivía mi amigo. ¿Cómo fue posible que terminará así quien no podía vivir sin el contacto permanentemente con otros seres humanos? ¿Por fin aceptó su soledad? Tampoco los se. El año pasado estuve visitándolo en compañía de uno de sus hijos y sólo hablamos su hijo y yo. Él prácticamente no pronunció una palabra. Después de eso lo llamé dos veces y murió con mi promesa de hacerle una visita. No lo volví a ver. Fui a su funeral porque el hijo con el que lo visité me llamó desde otro país para decirme que le contará a su familia del deceso de su padre. Cuando logré localizarlos ya lo sabían. Me quede de una pieza cuando me presentaron a varias personas que no conocía como “él mejor amigo de I" !Qué tristeza!

Creo que su otro hijo, quien vino desde la ciudad donde vive, en compañía de su madre, para despedirse de su padre, se alegró de su fallecimiento porque él como yo, supo del dolor que lo acompañaba permanentemente en su tormentosa soledad. Quiero aprovechar este recurso para dar testimonio de la manera en que muchos, no sólo desperdiciamos la vida, sino también la muerte. Aunque no entiendo lo que quiero decir con esto es la sensación que me quedó después de alejarme definitivamente de mi viejo amigo.

Caldas, enero 12 de 2009

martes, 13 de enero de 2009

Ensayando un blog

Pues si, tenía ganas de tener mi propio blog antes de crear una página Web y al parecer estoy adelante en este proceso. Me gustan varias cosas y probablemente mi blog contenga comentarias sobre las mismas:

  1. Las genealogías
  2. El pasado estudiantil.
  3. Los comentarios a la política de este país.
  4. La literatura: cuento, poesía, niovela